jueves, 5 de marzo de 2009

El curioso caso de Benjamín Button. Una película de David Fincher. (2009).”Estreno en cartelera”


“Nací en circunstancias inusuales”.
Así comienza “El Curioso Caso de Benjamín Button”, una adaptación de la historia de los años 20 del siglo pasado escrita por F. Scott Fitzgerald y que trata de un hombre que nace con ochenta años y va rejuveneciendo con el tiempo: un hombre que, como cualquiera de nosotros, no puede parar el tiempo.
Desde la Nueva Orleáns de finales de la I Guerra Mundial hasta el siglo XXI, en un viaje tan inusual como la vida de cualquier hombre, esta película cuenta la gran historia de un hombre no tan ordinario y la gente que va conociendo por el camino, los amores que encuentra y que pierde, las alegrías de la vida y la tristeza de la muerte, y que perduran más allá del tiempo.

Una película que recientemente fue nominada a 8 oscar por lo maravillosa que es. Incomprensiblemente solo se llevo dos. (Los importantes como mejor película y director, se la dieron aun bodrio infumable de presunta película) Pero bueno esta decisión no quita ni un gramo de calidad y grandeza a esta mágica película.
Lo única pega, puede que sea su largo metraje. (Dos horas y media) pero como es tan extraordinaria la historia se sigue con asombro y atención.

David Fincher, nos muestra una de las mejores películas de la historia del cine. Cargada de amor, sentimiento, bondad y ternura. Esta película hace mejor persona a toda el que la ve. Las lágrimas están aseguradas por su profunda melancolía.

Los efectos especiales son increíbles de la transformación de Brad Pitt de viejo a joven (inolvidables) y la interpretación de sus dos protagonistas es legendaria.
Brad Pitt, en un alarde de actuación increíble, pasa por todas las edades que definen a una persona, con el agravante de aparentar ser un señor de setenta con siete años y un chico de dieciséis con sesenta.

Todo está muy bien integrado (los efectos especiales son para quitarse el sombrero) que en ningún momento extraña que ese pobre anciano esté jugando a los soldados de juguete, ya que realmente sabe comunicar que no es más que un niño con las mismas inquietudes que otro cualquiera.
Sería injusto no nombrar al arrollador casting del film, con una Cate Blanchett inmensa y unos secundarios que, desde el primero al último (atención a Tilda Swinton), trabajan en cotas tan elevadas como sus personajes requieren.

En su conjunto es tan soberbia que las más de dos horas y media que dura su metraje se pasen en un suspiro, acabando en el punto exacto en el que el espectador, con un nudo en el estómago y lágrimas en losl ojos, comprende hasta que punto dependemos de aquellos a los que queremos, de lo que significa la muerte y, por encima de todo, la vida, aunque estemos al otro lado del espejo.
El curioso caso de Benjamin Button deja huella en todo aquel que le abra su corazón. ¿Cómo se le llamaba a ese tipo de películas? Ah, sí: obra maestra.

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